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Pedro Melenas y Compañía, Heinrich Hoffmann / VVAA (Impedimenta)

Comienzo a leer la primera página en voz alta, mi hijo de casi tres años va saltando de colchoneta en colchoneta en la biblioteca pública de mi ciudad delante de un cartel que pone: No se permite saltar, zona de lectura”. De repente me empieza a mirar con interés, las rimas le encantan, se sitúa detrás de mí para mirar las ilustraciones y cuando termino la primera página me pide: "¡más!". No puedo desear mejor comienzo con él.  

Me lo llevo a casa y vuelvo a leerle la primera página: 

Por no cortarse las uñas 
le crecieron diez pezuñas, 
y hace más de un año entero 
que no ha visto al peluquero. 
¡Qué vergüenza! ¡Qué horroroso! 
¡Qué niño más cochambroso! 

Entonces se mira a los pies, me señala el dedo gordo y me dice que le corte la uña. No puedo evitar una risotada. Y así seguimos leyendo y se va aprendiendo las rimas de memoria y señalándome las ilustraciones. Llevamos ya diez días con él y casi todos los días se lo leo, le encanta. En definitiva, mi propósito de coger algunos libros en la biblioteca para reducir nuestro presupuesto de compra se ha ido al garete, ya que no tengo duda de que voy a comprarlo. Esperaré a volver a mi ciudad para adquirirlo en la librería Miguel Núñez, que lo tiene en su escaparate tentándome desde la Navidad.  



Dicen en la editorial Impedimenta:

Publicado tradicionalmente con el título de Pedro Melenas, este implacable manual de buenas maneras es también una de las obras más crueles y políticamente incorrectas jamás escritas. A pesar de ello, o tal vez gracias a ello, este libro se ha convertido en un clásico de la literatura (no solo infantil) de todas las épocas. Y aunque transgredir las normas suele tener consecuencias nefastas, no las tuvo para el doctor Hoffmann, que, con su subversivo Struwwelpeter, revolucionó para siempre el mundo de la literatura ilustrada. Ideada como regalo de Navidad, esta historia en verso sobre la desobediencia y sus fatales resultados, publicada con unos coloridos dibujos a tinta, se convirtió automáticamente no solo en el libro favorito de su hijo, sino también en el de los niños alemanes de todos los tiempos. 

Es cierto que es un libro con un humor políticamente incorrecto. Tienes que compartir este tipo de ocurrencias para que disfrutes el libro. Si no, te parecerá una barbaridad. Además olvidarte de temas de crianza, de lecciones aprendidas…yo soy de las que pienso que a un niño no se le debe clasificar entre bueno o malo, no se le debe amenazar con consecuencias horrendas a sus actos. Pero mira, que tomarse de vez en cuando la educación a risa no viene mal. 

Como advertencia diré que contiene un par de historias que yo me salto para no confundir a mi hijo, la historia de los niños negros (cursan otras épocas para amenazar con teñir a un niño si se ríe de un niño de otra raza) y la de Agapito y su pito. No las recomendaría para ningún infante. En ese sentido creo que el libro puede ser muy bueno para leer a pequeños, no para dejar leer a preadolescentes. También lo recomiendo sin duda para adultos con un alma pícara. Un regalo genial. 

Tras las historias del escritor original, aparecen varias de ilustradores actuales simulando el estilo del autor de Pedro Melenas. Quizá pierdan algo de frescura, pero sigue habiendo mucha diversión. 

Un libro que nos ha encantado y que nos está dando muy buenos ratos en familia. Mi hijo es muy pequeño para este tipo de lectura pero siempre se ha mostrado muy receptivo a los libros en rima, le atraen mucho. En este sentido indicar que nunca es pronto para leer a los niños, si no les llama la atención cambiar el formato, probar otros temas… siempre habrá algo que les sacuda. No tener miedo del vocabulario, especialmente si viene con ilustraciones. Esto les beneficiará. Estoy segura de que podemos disfrutar de estas obras porque desde los pocos meses le hemos ido adentrando en el mundo de la literatura. Nos gusta ser ambiciosos con sus lecturas. En este caso, acierto completo.  


Comentarios

  1. Me había llamado la atención en la página web de Impedimenta. ¡Mi presupuesto sí que se va a ir al garete!

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