Tenía muchas ganas de leer esta novela desde que supe de su lanzamiento a principios de este año. He leído las tres anteriores de David Trueba y todas me han gustado más que en su faceta como guionista o realizador de películas. En las novelas consigue mostrar un sentido del humor que me resulta muy familiar, quizá un poco agridulce, pero que me fascina como lectora. "Saber perder", a pesar de ser la que mejores críticas presenta, creo que adolece de falta de ese humor, como si el autor hubiera querido ponerse más serio o simplemente es una evolución de su escritura. "Blitz" es una novela corta, con menos humor que "Abierto toda la noche" y "Cuatro amigos", las cuales recomiendo totalmente si quereis pasar un buen rato, pero tiene el suficiente para que te deje con buen sabor de boca.
Blitz podría ser una tragicomedia romántica. Pero como ese género no existe, estamos invitados a ignorar las etiquetas y centrarnos de manera apasionada en la peripecia de los personajes. En especial de Beto, un joven arquitecto paisajista que llega a las costas de Múnich en medio de un naufragio vital y sentimental. Invitado a participar en un concurso que podría solucionar sus perspectivas de futuro, ha llegado acompañado por su novia. Pero, casi al instante, su estancia en Alemania se convertirá en una comedia humana. Bajo el destello de un relámpago, que es exactamente lo que significa la palabra blitz, tendrá que afrontar un cambio de vida y de ideales.
Beto ha viajado con su novia a Múnich para participar en un congreso de paisajistas. Mientras toman algo en una cafetería, recibe un mensaje de su pareja que no estaba destinado a él...ésta es la trama con la que comienza esta novela. A partir de ahí Beto intentará recomponer su vida e irá mostrando sus sentimientos y los encuentros que tiene tratando de superar el momento de la mejor manera posible.
Está claro que el personaje pretende representar a una generación que se está dando por perdida. La generación más afectada por la crisis entre los 20 y los 30 años, formada, incluso brillante pero desilusionada por la situación económica del país y con miedos ante un futuro incierto. Una generación que sobrevive paso a paso pero que no se atreve con las grandes ambiciones que tenía la anterior, igualmente preparada pero con muchas más oportunidades y por lo tanto mucho más inconformista.
Este ambiente desilusionado trasciende a lo largo de toda la novela, no dejando un resquicio a la esperanza más que con un blitz, relámpago en alemán, que cierra la lectura y que en mi opinión resulta algo precipitado. Peca la novela de demasiada ligereza, pero tiene un estilo de escritura impecable, y la historia es muy amena. Es un libro muy personal que muestra al autor más que sus anteriores obras.
Los personajes son muy atractivos, en el sentido literario de la palabra. Beto, el protagonista es en muchas ocasiones patético, no se te oculta su lado más repulsivo y avergonzante pero a pesar de ello simpatizas con él. Buenos personajes son también su archienemigo en los congresos de paisajistas y la mujer de edad madura que conoce y que le presta su apoyo en Múnich.
Las reflexiones acerca de la pareja, de las relaciones sentimentales, definiendo una ruptura como la pérdida de la vida que esperabas. El desarrollo de esta idea es uno de los puntos fuertes de la novela, de cómo llegamos a una relación, de la importancia de la pérdida de tus ilusiones en vez de la importancia de la pérdida de una persona en concreto. Todo el que haya pasado por una ruptura unilateral finalmente puede entender las comeduras de tarro de Beto.
En tono general la novela me ha gustado aunque menos que las dos primeras de David Trueba, me han encantado los discursos de Beto ante la sociedad de paisajistas, sus contestaciones, brillantes. Me ha divertido su relación con una mujer más mayor, sus intentos de disimular ante esos encuentros debido a los prejuicios de la sociedad y también me han entretenido los bocetos arquitectónicos que se incluyen en la novela así como algunas ilustraciones. Recomiendo su lectura para estas tristes tardes de lluvia para que pasen como un relámpago antes de la cálida primavera cuando ya no apetece recluirse tanto en el hogar.
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